La guía “Yo también me llamo Esperanza” nace de la necesidad de ofrecer un apoyo integral y comprensivo que aborde tanto los aspectos clínicos de la enfermedad como las necesidades de las pacientes
La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) estima que a lo largo de 2024 se habrán diagnosticado 13.280 nuevos casos de cáncer de ovario, endometrio y cérvix en nuestro país. GSK ha presentado hoy la guía de acompañamiento “Yo también me llamo Esperanza” que nace de la necesidad de ofrecer un apoyo integral y comprensivo que aborde tanto los aspectos clínicos de la enfermedad como las necesidades de las pacientes con cáncer ginecológico.
El proyecto “Yo también me llamo Esperanza” está desarrollado por 11 profesionales sanitarios de distintas especialidades, incluidos cuatro oncólogos, y ha contado con el apoyo de las asociaciones de pacientes AMOH (Asociación Mama y Ovario Hereditario) y ASACO (Asociación de Afectados de Cáncer de Ovario), con el objetivo de proporcionar un recurso de referencia para pacientes y familiares, que incluya información sobre la patología y temas relevantes relacionados con la enfermedad y su tratamiento. El evento de presentación en Madrid, moderado por Sandra Ibarra, un referente en la visibilización del cáncer, ha incluido cuatro bloques de mesas redondas que reflejan las etapas naturales del proceso oncológico: “miedo”, “soledad”, “compartir” y “esperanza”.
“La elaboración de esta guía de cuidados y acompañamiento desde el diagnóstico nace de la comprensión de que cada mujer tiene un recorrido único en su experiencia con el cáncer. Esta guía no sólo aporta pautas prácticas, sino que representa un compromiso con las mujeres que atraviesan este proceso, apoyándolas con recursos de autocuidado que abarcan el cuerpo y la mente, y les recuerdan que no están solas en su camino hacia la recuperación”, ha explicado Julia Ruiz, oncóloga del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada y directora médica del centro de oncología integrativa Onconature.
Autocuidado y atención integral
A lo largo del tratamiento, las pacientes con cáncer ginecológico pueden experimentar diversos cambios físicos como fatiga intensa, alteraciones hormonales y dolor, que afectan la autoestima y la percepción personal. Estos aspectos no solo suponen un reto físico, sino también emocional, que puede llegar a traducirse en ansiedad, tristeza y, en ocasiones, aislamiento.
Uno de los principales objetivos de “Yo también me llamo Esperanza” consiste en orientar en el autocuidado y en estrategias que ayuden a las pacientes a adaptarse a estos cambios, a reconectar con su bienestar personal durante el tratamiento y mejorar su calidad de vida. Para la Dra. Ruiz, “es necesaria una atención integral, que incluya una nutrición adaptada a las necesidades individuales, ejercicio físico moderado para mantener la movilidad y la energía, fisioterapia de suelo pélvico y prácticas de gestión del estrés, como el mindfulness o yoga. Además, el acompañamiento psicoemocional es primordial, ya que permite a las pacientes expresar sus emociones, reducir el miedo y desarrollar resiliencia”.
La participación de las asociaciones de pacientes AMOH y ASACO ha sido fundamental en la elaboración de esta guía, sobre todo a la hora de trasladar las vivencias y las necesidades de las pacientes, así como las de sus familiares y allegados. Por ello, además de ofrecer información detallada sobre el cáncer ginecológico y su tratamiento, el documento recoge también recursos de apoyo, que incluyen consejos prácticos y recomendaciones sobre cómo incorporar el deporte de manera segura en la rutina diaria, qué alimentación es la más adecuada, cómo gestionar las emociones, o cómo cuidar de un ser querido con cáncer, entre otros aspectos.
Rompiendo barreras: comunicación, prevención y esperanza en el cáncer ginecológico
Son muchas las inquietudes e inseguridades que experimenta una paciente desde el mismo momento en el que se le diagnostica de cáncer. “Por ello, es tan importante tener un material que nos ayude a comprender mejor nuestra situación, saber que no estamos solas y cuáles son las herramientas a nuestro alcance para poder mantener una calidad de vida adecuada durante este proceso”, ha asegurado Charo Hierro, presidenta de ASACO, quien además ha recalcado la necesidad de trabajar en conseguir una buena comunicación con el equipo médico. Ya que, si bien la comunicación médico-paciente ha evolucionado mucho, aún es necesario “eliminar barreras”, en particular en todo lo relacionado con el estado emocional y la vida sexual de las pacientes, “rodeados de tabúes que impiden una conversación realmente abierta”.
El cáncer ginecológico hereditario, y en particular el cáncer de ovario, que es el más afectado por las mutaciones genéticas hereditarias, cuenta también con un apartado especial en esta guía. En este sentido, Marisa Cots, presidenta de AMOH, ha resaltado la importancia del “asesoramiento o consejo genético”, ampliamente explicado en el documento: “Aunque no haya detección precoz efectiva, saber sobre la mutación permite a las personas realizar revisiones más frecuentes y tomar decisiones preventivas, como la extirpación de ovarios y trompas tras la maternidad. Además, el consejo genético ayuda a planificar tratamientos personalizados y a informar a familiares sobre su riesgo, buscando salvar el máximo de vidas posible”.
En los últimos años, los tratamientos para cánceres ginecológicos han mejorado gracias al avance de la inmunoterapia y de la medicina de precisión lo que, al prolongar la vida de las pacientes, reducir los efectos secundarios y mejorar su calidad de vida, ha abierto nuevas posibilidades y nuevas esperanzas. “Desde GSK apoyamos el conocimiento y prevención de la enfermedad trabajando por una investigación, desarrollo e innovación continua, movidos por el compromiso y la convicción de que la esperanza nunca se cronifica. La esperanza se contagia a través de un esfuerzo continuo y colectivo. Porque juntos, somos capaces de transformar el cáncer en esperanza”, ha asegurado Leticia de Luján, directora médica de Oncohematología en GSK España.